Propuesta: Si bien la etnografía se formaliza históricamente en el seno de la antropología a inicios del siglo pasado, con el correr del tiempo logra instrumentarse en otras disciplinas dando excelentes resultados para la investigación. Tal es el caso de la comunicación, la geografía, la lingüística, el derecho, por citar solo algunas. No es poco frecuente que se utilice el término “etnografía” para referirse a estudios cualitativos que se basan en el trabajo de campo, a partir de la observación participante y de las entrevistas. Sin embargo, en consonancia con diferentes aportes al debate sobre técnicas, métodos y teorías en antropología, cuando nos referimos aquí a etnografía, lo hacemos desde una perspectiva metodológica y epistemológica que requiere además del dominio de técnicas, el ejercicio de la reflexividad en una dirección pautada por la relación establecida, una vez admitida la centralidad de los etnógrafos en tanto herramientas fundamentales y también peligrosas. En este seminario trabajaremos para dimensionar las habilidades que debe desarrollar una etnógrafa/e/o, en cuanto al dominio de técnicas; pero, sobre todo, en cuanto a los modos de indagación. Esto implica el compromiso epistemológico y ético de cada quien, en primer lugar consigo mismo, con el objetivo de encontrarnos con otros modos de existencia, que tomen por base otros conceptos y experimenten emociones diferentes a las de quien investiga. Tal desafío nos invita a suspender nuestras propias nociones de mundo para poder comprender y relatar las de los otros. La etnografía, como proceso y resultado, se sostiene así en el encuentro posible ‘en’ la diferencia, experiencia que atraviesa el relato o la narrativa. Al fin y al cabo, como sostiene Roy Wagner, el nativo también hace antropología con el/e antropólogo/a/e, y es este movimiento mutuamente reflexivo el que debe ser privilegiado al producirse el encuentro. El seminario está abierto a otras carreras de grado de la facultad.